NUEVA GESTIÓN PÚBLICA
  • OPINIÓN. TOPUS URANUS
  • POR: LIC. DANTE RICHARDSON GODOY ÁLVAREZ

Al terminar su ejercicio una administración gubernamental, sea federal, estatal o municipal, quienes asumen la transición y la responsabilidad para su periodo correspondiente suelen referirse al inicio de una nueva gestión pública en el sentido de hacerla más eficiente y transparente, buscando satisfacer las necesidades reales de los ciudadanos al menor costo posible.

Los nuevos funcionarios anuncian la implementación de un conjunto de decisiones y prácticas administrativas orientadas a flexibilizar estructuras y procesos y a introducir mayor competencia en el sector público, con el propósito de mejorar los resultados de la acción gubernativa. Todo ello rodeado de sistemas de control de procesos, planes y resultados.

El reto, para todos los niveles de gobierno zacatecano, sería diferenciar entre la novedad de asunción al poder y lo que significa el concepto Nueva Gestión Pública (NGP), porque enfrentar lo viejo, criticando lo que se fue, con lo que se pretende, descubriendo errores, omisiones, en lugar de encontrar puntos de acuerdo para aclarar situaciones que permitan la continuidad de acciones efectivas, probadas, es fundamental.

Este entusiasmo inicial se vuelve contra sí al detectar obsolescencias en la ruta “tradicional” de la Administración Pública Progresiva (APP), término contrapuesto al de NGP. Son clásicas las posturas de “reinvención del gobierno”, “la reingeniería de procesos”, “innovación en el sector público”, lenguaje enfático que se vuelve cotidiano en el vocabulario de la administración pública, usado como soporte provisional para dar tiempo mientras se halla la salida.

Lo esencial sería ubicar con claridad dónde en realidad está “lo nuevo” y cómo se relaciona con la administración pública tradicional, sin desconocer que el enfoque de NGP no puede escapar a las condiciones históricas en que se desenvuelve, aún, la APP. Es tarea, pues, de los nuevos administradores encontrar a las personas idóneas que distinguen con claridad una y otra vertiente para enderezar planes, programas y acciones de gobierno eficaces, con equidad y transparencia.

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