TINTERO:OPINIÓN “Esto es lo Que Pienso”

¿Y QUÉ SI QUIERO PAGAR MÁS?

Uno de los principios fundamentales de las sociedades libres del mundo es la capacidad de elegir en qué vamos a invertir – o gastar, si se nos da la gana – nuestro dinero y cuánto de él pretendemos usar.  No es materialismo sino mera administración de nuestros recursos, y la certeza de que podemos satisfacer nuestras necesidades, incluida la de sentirnos cómodos o a gusto. Así funciona el mundo o, cuando menos, el mundo fuera del socialismo, el comunismo o el totalitarismo: el mundo libre.
México, hasta este momento, no se ha declarado, oficialmente, como una nación con una constitución que responda a las ideas de Marx – o peor, de Castro, Ortega, Chávez y secuaces -.  Oficialmente somos una nación de personas libres, una democracia con todas sus letras… a menos, claro, que desde el ascenso de Morena estemos dejando de serlo.  Pero volvamos a lo que somos.
Nuestra nación es famosa por el mercado tan suficientemente diversificado que existe.  Contamos con satisfactores para cualquier necesidad, y a precios que están, generalmente, al alcance del bolsillo de casi cualquier persona.  Con ello no queremos decir que en México no existe pobreza o necesidad, sino que existen los suficientes recursos para que los mexicanos podamos resolver, vivir y desarrollarnos.  Y no hemos necesitado del socialismo para ello.  En realidad, algo que nos enriquece como sociedad es lo luchadores y pujantes que somos; si no tuviéramos la motivación de alcanzar metas más altas, nos moriríamos en vida, sin entregar nuestro esfuerzo a la consecución de propósitos o emprendimientos.  
Una sociedad como la nuestra nos permite elegir si pagamos 100 o 1000 pesos por el mismo producto, porque así lo queremos.  Podemos volar con o sin equipaje, llenar nuestro tanque o que alguien más lo llene, comer en un restaurante de etiqueta o buscar una torta en el puesto de la esquina.  Pagamos impuestos para que el estado cumpla con sus funciones, pero no para que se limiten nuestras libertades fundamentales.
Sin embargo, durante la mañanera, la PROFECO se destapó como la enemiga del libre mercado, excediendo su función de proteger a los consumidores sino antes bien, provocando división y hasta adoctrinando al público, con una campaña de mantas que se colocarán en las estaciones de servicio de combustible cuyos precios al público les parezcan “abusivos”.  Muchas gracias, señor gobierno, por preocuparse de nuestro mal juicio y nuestras débiles capacidades para elegir en libertad.  Te recordamos que no eres papá gobierno, sino que quienes te integran son nuestros empleados.  Esta campaña se parece a uno de esos discursos de AMLO en los que hacía mofa de sus adversarios, o las conferencias de prensa de Nicolás Maduro, en la que lo que presenciamos es una suerte de circo plagado de malos chistes que, a pesar de ello, hacen estallar en risas al séquito de sanguijuelas dispuestas a secundar todas las tonterías a cambio de hueso.
Pronto, las mantas aparecerán en supermercados, tiendas de ropa, paradas de autobuses, hoteles, en el taller del zapatero de la esquina, en la clínica del médico… Ese tipo de campaña lo que hace es promover el resentimiento, incrementar la sensación de desvinculación en una sociedad que lleva seis años desmoronándose.
Pero, claro, ese parece ser la motivación de la 4T: destruir, romper el tejido, desarraigar y corromper.
¡Esto es lo que pienso!

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