“OPINIÓN IMPOPULAR”
El gobierno de Donald Trump no está tentándose el alma para hacer lo que se le da la gana, y viene con la guadaña lista para recortar o podar lo que se necesite. Esta semana, el golpe fue dirigido hacia la cooperación internacional.
Con excepción de Egipto e Israel, los demás países del mundo vieron cómo la llave de los fondos estadounidenses se cerró para ellos, en cuenta México. Programas que, administrados por organizaciones de la sociedad civil, tienen como propósito generar condiciones para que las personas no migren, que se preserve la biodiversidad, que se atienda a la población vulnerable y se estimule la productividad, han sido congelados.
Mientras tanto, Trump insiste en su “quédate en México “, aunque pareciera querer lo contrario. Según Marco Rubio, Estados Unidos sólo sostendrá aquello que los mantenga poderosos. Invertir en México no es una opción ya, como tampoco lo es el resto de Latinoamerica.
Ahora bien, generar condiciones que frenen la migración hacia el norte, ¿es trabajo de Trump o, en realidad, es responsabilidad de cada nación? La respuesta es obvia: el estado mexicano es el obligado a procurar para sus ciudadanos. Nosotros pagamos impuestos cada vez que compramos, incluso, una tortilla. ¿Acaso eso no les compele a cumplirnos, a desarrollar acciones que nos ayuden a crecer? Pero no, el gobierno mexicano lleva ya más de seis años haciendo lo contrario. Somos su monito cilíndrico, estamos a merced de que nos mantenga dependiendo de sus limosnas. Asiste, no apoya.
Con todo, creo que Trump tiene razón. No es asunto suyo nuestro bienestar ni nuestro progreso. Le compete recuperar aquello que convenga a los estadounidenses. No tiene obligación para con nosotros. Es hora de que el estado, sin importar el partido que lo administre, se haga grande y se enfoque en lo importante. El desarrollo de una nación no compite con ninguna ideología, así que no hay excusa.
Trump tiene razón. Y, a la larga, que su administración nos “abandone” está bien. Al despejarnos del salvavidas, nos obliga a elegir entre nadar o morir ahogados. Aprender podrá ser difícil y, ciertamente, nos representará muchos sacrificios. Pero si algo sabemos, los mexicanos, es cómo superar todos los obstáculos e, incluso, vivir el proceso como una fiesta.
Así que, thank you, Mr Trump. Thank you.
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