Hay en el mundo una falsa discusión en torno a la seguridad. Se dice que para contar con mejores sistemas de seguridad se requieren datos, información específica, como la CURP, que en México pide datos biométricos y puede hacer una geolocalización inmediata sin orden judicial. En muchos otros países se han diseñado sistemas para controlar a la población, lo cual no necesariamente ha aumentado la seguridad, pero sí el control e incluso el espionaje contra quien opine diferente al gobierno en turno. Esta premisa, de que la seguridad es lo que realmente importa al ciudadano, se ha llevado a extremos peligrosos para sus libertades y, desde luego, su propia seguridad, que se somete a una censura cada vez más sutil, pero efectiva.
Al perderse el sistema de justicia en México, tras la reforma al Poder Judicial y la votación por acordeones y selección en urnas, sin cumplir requisitos de ley, quedamos en manos de inexpertos afines a la 4T. Tan es así que Beatriz Gutiérrez Müller amenaza con demandar a los medios que dicen vive en Madrid, pues ya se contará con nuevos jueces. Es decir, confía en una nueva justicia proclive a su causa. No sabemos si va contra el ABC español, que dio la nota, o si solo denunciará a los medios mexicanos, que la repitieron. Su carta nada aclara. No dice si pidió la nacionalidad española. Tampoco si adquirió nueva vivienda en Madrid, tampoco si su hijo se matriculó en la universidad, y afirma tener una familia feliz. O sea, nada dice. Pero amenaza.
Estamos ante nuevas leyes que han sacrificado libertades en aras de una “seguridad” que se ve lejos de alcanzar. Una verdadera democracia no requiere de controles sobre la población. Funcionan las instituciones conforme a sus facultades y obligaciones, con presupuestos adecuados y con apego a la ley. Es decir, la democracia crea instituciones para hacerse cargo de resolver problemas y mejorar la vida de la población. Si las instituciones funcionan, la gobernanza democrática es el marco que sustenta la legitimidad de un régimen. Por el contrario, si las instituciones son utilizadas contra los derechos y las libertades de la población, no hay democracia, hay autoritarismo o totalitarismo, que puede disfrazarse con elecciones, como el caso de Venezuela, Nicaragua o Cuba.
Los movimientos de las fuerzas armadas norteamericanas en el caribe venezolano dejan muchas incógnitas. Dicen que se instalan para evitar el paso de drogas, y que permanecerán por meses. En tanto, Maduro, que se siente amenazado, y cuya cabeza ya vale 50 millones de dólares, adopta un discurso confrontador. Moviliza a 4.5 millones de milicianos armados para defender a la patria. Solo obtuvo tres millones de votos en la pasada elección. EEUU negó que Maduro sea el Presidente legítimo de Venezuela y lo ubica como líder de un cártel. Así que, tras el acuerdo con Ucrania, Latinoamérica volverá a ser foco de tensiones. Mientras más libertades se conculcan, en aras de un mayor control, bajo el discurso de la seguridad, la austeridad y el bienestar, más se irá tejiendo el germen de la propia destrucción de un régimen. Controlar a más de 100 millones de habitantes, en un vasto y plural territorio es un esfuerzo destinado al fracaso, así tome tiempo. Si además no hay instituciones que funcionen para atender salud, educación, agua, vivienda, drenaje, transporte, empleo, entre otros rubros, la legitimidad se erosiona y crece la oposición, silenciosa o activa. Si se reprime, se acelerará un proceso que hará crisis, pese a que sea la delincuencia organizada la que controle el territorio, con anuencia del gobierno.Son momentos muy oscuros para México y su destrucción. Se deja hablar a los opositores, pero no se les toma en cuenta. No existen. Y fueron casi un 40% de votos opositores a la candidata Sheinbaum. El gobierno solo opera para una parte de la población. Genera polarización y odios irracionales. Alienta clasismo y racismo. Y luego, frente a las amenazas de Trump apela a la unidad nacional. El presidencialismo como representación de la nación, carece de validez, por las prácticas excluyentes que realiza.Hoy, con la ley censura, los periodistas están amenazados con multas y cárcel. Los empresarios no cuentan con certeza jurídica para celebrar contratos e inversiones. El gobierno no cuenta con fondos para pagar deudas, empezando por los proveedores de PEMEX. Los estudiantes se sienten robados, sin futuro. La sociedad no alcanza a entender las repercusiones de las medidas restrictivas en un entorno plural. Los nuevos impuestos de derecho de piso, de saqueos, de sobreprecios, no se enfrentan porque el ejemplo es la muerte. Todos callan, por temor, no por aceptación. El repudio crece, el gobierno lo percibe, pese a encuestas resueltas por falsas percepciones ante el miedo.
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