Claudia Sheinbaum está contenta, pero no demasiado. Su proyecto de reforma contra el nepotismo fue aprobado, aunque a partir del 2030.
¿En serio le interesa frenar el nepotismo? ¿Qué es eso de nepotismo? Existe una línea muy delgada entre lo que se vale y lo que no, en términos de decencia y legalidad, porque la cuestión transita por terrenos escabrosos y complicados.
En primer lugar, definamos esta reprobable práctica. Nepotismo es el nombre que recibe la práctica de favorecer a familiares o amigos con puestos de trabajo y oportunidades de negocios, sin tomar en cuenta las capacidades de las que podrían carecer. Es decir, es ascender gracias a cuellos o palancas, lo que se coloca como un hábito corrupto y deleznable. Al menos eso es lo que parece, cuando se ve desde afuera e, indudablemente, es lo que ocurre en buena parte de los casos.
Ahora bien, si vamos al hueso del asunto, hay nepotismo en todas partes. Sobre todo en la iniciativa privada. Y eso no es, necesariamente, malo. Tiene que ver, además de la preservación del poder en manos de la “familia”, con que debemos conocer a quienes tendrán la toma de decisiones inmediatas en sus manos. Hay que estar seguros sobre las personas a las que metemos hasta a la cocina, porque un directivo incorrecto nos puede meter veneno, ¿no es verdad? ¿Y qué mejor forma de asegurarnos de las capacidades, formación académica, experiencia, debilidades, riesgos y peligros que implica la contratación de un nuevo ejecutivo, que haberlo conocido desde niño? En ese caso, el nepotismo no es tal… Sin embargo, no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas, porque la distancia es engañosa y, desde afuera, cualquiera, todos, pensarán que hemos colocado a alguien por puras influencias y respaldados en razones oscuras.
Lo mismo pasa en el estado. Nada de malo tendría que la presidenta y, digamos, un senador o un funcionario de estado, compartieran sangre, apellido o barrio de infancia, si esa persona contara con las capacidades y cualidades para desempeñarse. Lo que hace falta es, en todo caso, hacernos de instrumentos que nos permitan evaluar a los posibles funcionarios ignorando sus nombres o contactos. Recientemente supe de un chatbot diseñado por un grupo de estudiantes para un municipio; el propósito de este bot es recibir la información de los candidatos a puestos en la presidencia municipal, excepto el nombre y datos familiares, y seleccionar a aquellos que llenan la mayor cantidad de requisitos. Y esto, por citar sólo un caso de éxito en la eliminación del nepotismo pero, además, de la discriminación de personal calificado únicamente por su nombre o relaciones.
Es un hecho que colocar a nuestros amigos o familia en puestos de poder, cuando nosotros ostentamos uno, siempre se prestará a malentendidos o, lamentablemente, a malas movidas. Es muy fácil pecar cuando el arca está abierta, como también lo es empoderarse cuando se delinque “en equipo”. Pero hay que aceptar que la cercanía nos permite seleccionar también a personas que gozan de nuestra confianza y en las que, estamos seguros, podemos poner acciones críticas, así como nuestro patrimonio y, ¿por qué no?, hasta nuestros impuestos.
Deja una respuesta