El 2024 ha sido un año interesante para la vida política de nuestro país. Terminó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y comenzó el sexenio de Claudia Sheinbaum, la primera mujer presidenta de México. Los morenistas, con el sueño de su 4T, se han dedicado, durante los pocos meses que lleva el nuevo gobierno, a deshacerse de todo lo que les resulta incómodo. Incluso, han llegado al colmo de aprobar modificaciones a la Constitución con tal de salirse con la suya.
Los de Morena hacen parecer que cambios de ese calibre son simples, con lo que le restan consistencia y respeto a los acuerdos sobre los que nuestro país está fundado. Así, modificaron la manera de elegir a los funcionarios dentro del poder judicial e hicieron desaparecer a los organismos autónomos responsables de la rendición de cuentas. Según una nota de los periodistas Martha Martínez y Mayolo López, aparecida en Reforma el día de ayer, durante el nuevo gobierno se ha aprobado una reforma constitucional a cada 15 horas. Interesante celeridad para consolidar alianzas y hacer valer su mayoría en el senado. Quienes parecemos suspicaces lo hacemos con una razón: ¿cuántas negociaciones deben estarse fraguando en el Senado de la República, en el Congreso Federal y los congresos de los estados, para que todo fluya suavemente y sin problema? ¿A quién benefician, al fin y al cabo, todas esas “facilidades”? ¿Quién es el mejor postor de las voluntades políticas en este país?
Esto es mucho más grande que la presidencia y tiene la capacidad de alcanzar niveles muy profundos dentro de la militancia y los amigos de Morena. Sin embargo, no existe ningún periodista con los recursos suficientes como para investigar todas las aristas del cubo, siendo nuestra nación una de las más peligrosas para ejercer el periodismo. No existen, además, organizaciones no gubernamentales con la suficiente solvencia y limpieza como para confiar en su palabra, ya que suelen ser respaldadas por la oposición política.
Así que nos quedamos, irremediablemente, sin consuelo ante la manoseadera que Morena sigue dándole a la legalidad, la institucionalidad y la democracia de México, y nos conformamos en que se trata de lo que nos hemos ganado al votar como lo hicimos. Estamos perdiendo la esperanza.
Morena se ha dedicado a realizar transformaciones a todo nuestro sistema y nuestro estado a la medida de sus necesidades.
Ahora bien, nuestro deber como ciudadanos es no abandonarnos a merced de políticos mercenarios. Tenemos voz, y aunque nuestro voto está siendo denigrado y usado a su antojo, nuestra voz nadie la calla. Los mexicanos somos aguerridos y ruidosos, sabemos exigir, demandar y plantarnos.
Este 2025 es el año de recuperar la esperanza que los políticos están haciéndonos perder, pero no nos va a caer del cielo y no puede venir sola. Debemos trabajar por ella y perseguir lo que es justo y honesto. Tenemos que luchar por recuperar lo que constitucionalmente nos pertenece: un estado con estructura, una justicia con certeza y la seguridad de que hay un gobierno trabajando por y para nosotros.
Feliz año nuevo para todos.
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