LA VEZ QUE DIANA DE GALES SE ESCAPÓ CON FREDDIE MERCURY PARA IR A UNA FIESTA
LONDRES, REINO UNIDO.- Una noche cualquiera a mediados de los años 80, la princesa Diana, también conocida como “la princesa del pueblo”, vivió una de sus aventuras más inesperadas y secretas: se disfrazó de hombre para colarse en un club nocturno LGTBIQ+ junto al icónico Freddie Mercury y otros amigos cercanos. El objetivo era simple pero revelador: pasar una noche libre, sin cámaras, sin protocolo, y sin ser reconocida.
Según el libro Dianaworld: An Obsession, escrito por Edward White, la princesa de Gales encontró en la comunidad gay un refugio donde sentirse ella misma. Cansada de vivir bajo la constante mirada pública, ideó estrategias para tener momentos de anonimato. Una de esas estrategias fue una noche legendaria en la Royal Vauxhall Tavern, uno de los bares LGTBIQ+ más conocidos del sur de Londres.
Todo empezó en casa del DJ Kenny Everett, donde Diana, Freddie Mercury, la actriz Cleo Rocos y otros amigos veían capítulos de Las chicas de oro. Diana, animada y en confianza, propuso salir de fiesta. Everett dudó, le explicó que el club era muy concurrido por hombres gay, pero ella insistió: quería entrar, pedir una copa y vivir una experiencia distinta.
El disfraz que engañó a todos
Para lograrlo, el grupo improvisó un disfraz idea para pasar desapercibida:
• chaqueta militar de camuflaje
• gorra de cuero
• gafas oscuras de aviador
“El resultado fue lo suficientemente convincente como para que la mujer más famosa del mundo pareciera un modelo gay excéntrico”
— escribió Cleo Rocos en su autobiografía.”
Y funcionó. Diana logró entrar sin que nadie la reconociera, pidió una copa, convivió brevemente y salió del lugar. Al día siguiente, regresó la ropa prestada como si nada hubiera pasado.
Aunque la historia tiene tintes de leyenda, White resalta su valor simbólico.Representa la conexión emocional que Diana mantenía con la comunidad gay, un sector que, como ella, buscaba espacios seguros donde mostrarse tal cual eran. Esa noche fue más que una travesura: fue una declaración de humanidad y empatía.
Desmond O’Connor, inspirado por esta anécdota, creó en 2017 el musical Royal Vauxhall, que recrea ese episodio y muestra cómo la princesa y la comunidad LGTBIQ+ compartían un deseo en común: la libertad de ser auténticos.
Este no fue el único momento en que Lady Di recurrió al disfraz para vivir una vida más normal. Durante su relación con el cirujano Hasnat Khan entre 1995 y 1997, Diana usaba pelucas, lentes oscuros y ropa sencilla para evitar ser identificada por la prensa.
Uno de sus lugares favoritos era ellegendario bar de jazz Ronnie Scott’s, en el Soho londinense. Según Simon Cooke, director del club, “en el ambiente sombrío del club, nadie la notaba”.
Además, su amiga cercana, Simone Simmons, contó que Diana acumuló una colección de pelucas que su mayordomo compraba en Selfridges. Las usaba para ir de compras o simplemente caminar por las calles de Londres sin llamar la atención.

Deja una respuesta