LA REALIDAD PRESUPUESTARIA FEDERAL DE ZACATECAS

TOPUS URANUS

Por: Lic. Dante R. Godoy Álvarez

El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), para cada una de las entidades federativas del país, se ha convertido en un reclamo y una lucha tanto de gobernantes como de legisladores, situación que pesa y se nota más cuando los representantes populares son de nuevo ingreso y ven la necesidad de atraer mejores y mayores recursos a sus respectivos estados.

Los legisladores, sean senadores o diputados federales, se quejan de que el presupuesto asignado para su entidad para el ejercicio correspondiente no va acorde a las necesidades que demanda la realidad, pero cuando se requiere convocar a las organizaciones ciudadanas e institucionales, sindicatos, intelectuales y ciudadanos en general para participar con propuestas para la elaboración del presupuesto brillan por su ausencia.

El proyecto de PEF para el estado de Zacatecas revela recortes importantes en rubros como el de la educación. Por ejemplo, en el Ramo 33, destinado al Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa y Gasto Operativo (FONE), que en 2021 correspondieron a nuestra entidad 8 mil millones 361 mil 331 pesos, para el año 2022 están destinando 7 mil millones 800 mil pesos, lo que representa un decremento de 561 millones 251 mil 960 pesos y una variación del menos 6.7 por ciento con relación al año 2021.

Ciertamente, es complicado hacer mucho con tan poco; por eso, desde el ejecutivo y hasta los alcaldes, se habla de “administración de la pobreza”. Pero ese no es el punto; el meollo de la cuestión es quién elabora y aprueba los presupuestos. Hay que recordar que muchos de los ahora flamantes legisladores no fueron capaces de redactar en campaña sus propias propuestas, en castellano comprensible, y las que lograron exponer no formaban parte de las atribuciones de un legislador federal.

Por si fuera poco, algunos de los legisladores carecen de inventiva, experiencia y conocimientos básicos de las competencias gubernamentales, razón por la cual se sorprenden cuando se dan cuenta de que las ideas abstractas con que solicitaron el voto a los electores, como “impulsar la seguridad en el país” o “garantizar un

abasto suficiente de medicinas”, sin mencionar alguna ley a reformar o presupuesto a reconducir, no son suficientes. La realidad presupuestaria alcanzó a aquellos que pensaron que, por el simple hecho de estar en el olimpo legislativo, lograrían por arte de magia esas hazañas.

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