EL TMEC EN REVISIÓN: ENTRE AMENAZAS, OPORTUNIDADES Y EL PULSO LOCAL
A menos de un año de la revisión programada del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), el escenario internacional se presenta más complejo que nunca. El acuerdo, que desde su entrada en vigor en 2020 ha sido pilar de la integración económica de América del Norte, enfrenta tensiones renovadas, presiones políticas y propuestas de rediseño que podrían alterar profundamente su estructura. En este contexto, es indispensable reflexionar no solo sobre sus implicaciones nacionales, sino también sobre cómo este tratado impacta directamente en territorios como Zacatecas.
Desde su última revisión, el TMEC ha sobrevivido a turbulencias políticas y económicas que lo han puesto a prueba. En enero de este año, el presidente estadounidense Donald
Trump amagó con imponer un arancel del 25% a todos los productos mexicanos, lo que habría significado un golpe letal al acuerdo. Aunque la amenaza no se concretó, dejó
claro que el TMEC no está blindado frente a decisiones unilaterales. Trump ha insistido en su preferencia por acuerdos bilaterales, más fáciles de controlar desde Washington, y
menos sujetos a compromisos trilaterales. Esta visión, aunque pragmática desde su óptica, pone en riesgo la estabilidad de una región que ha apostado por la cooperación.
Del lado mexicano, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha sido enfático: el TMEC va a sobrevivir. En sus comparecencias ante el Senado, ha reiterado que México peleará por mantener el tratado y mejorar su posición arancelaria frente a Estados Unidos.
Ebrard ha iniciado consultas con sectores productivos, sindicatos, academia y sociedad civil para construir un documento base que permita negociar con firmeza en 2026. Esta
estrategia, aunque ambiciosa, reconoce que la revisión será difícil y que no basta con defender el tratado: hay que actualizarlo, adaptarlo y blindarlo frente a nuevas amenazas.
Pero más allá de los titulares nacionales, ¿qué significa todo esto para Zacatecas?
Aunque no somos un estado fronterizo ni industrializado al nivel de Nuevo León o Baja California, nuestra economía está profundamente conectada con los flujos comerciales que el TMEC regula. Desde la minería hasta la agroindustria, pasando por servicios, educación y turismo, los efectos del tratado se sienten en nuestras cadenas de valor, en la atracción de inversión extranjera y en la estabilidad de empleos locales.
La revisión del TMEC en 2026 no es solo un asunto de cancillerías. Es también una oportunidad para que municipios como Zacatecas Capital se posicionen como actores relevantes en la conversación internacional. La diplomacia local, entendida como la
capacidad de articular intereses territoriales en el marco de acuerdos globales, debe fortalecerse. No podemos quedarnos al margen mientras se decide el futuro de un
tratado que regula el 83% de nuestras exportaciones nacionales.
Además, el debate sobre reemplazar el TMEC con acuerdos bilaterales plantea riesgos concretos. Si Estados Unidos decidiera negociar por separado con México y Canadá, se rompería el equilibrio que ha permitido resolver disputas de manera más justa y
transparente. México quedaría en una posición más vulnerable frente a presiones comerciales, migratorias y energéticas. Para Zacatecas, esto podría traducirse en menor certidumbre para proyectos de inversión, más volatilidad en precios de exportación y
una reducción en los márgenes de maniobra para impulsar desarrollo regional.
Por eso, desde lo local, debemos apostar por una narrativa clara: el TMEC debe continuar, pero con ajustes que reflejen los cambios en la economía global y las necesidades de los territorios. Necesitamos un tratado que reconozca la diversidad productiva de México, que promueva la inclusión de estados no fronterizos en los
beneficios del comercio internacional, y que fortalezca mecanismos de protección frente a decisiones arbitrarias.
En Zacatecas, esto implica articular esfuerzos entre gobierno estatal, sector privado, universidades y sociedad civil para identificar nuestras fortalezas exportables, mejorar nuestras capacidades logísticas y posicionarnos como un nodo estratégico en la red
comercial de América del Norte. No se trata solo de esperar lo que decidan en
Washington o Ciudad de México, sino de construir desde aquí una visión clara de lo que queremos y podemos aportar.
La revisión del TMEC en 2026 será un momento decisivo. Entre amenazas arancelarias, propuestas de fragmentación y esfuerzos de defensa institucional, se juega mucho más
que un tratado: se juega el modelo de integración que ha definido nuestra región en las últimas décadas. Y en ese juego, Zacatecas tiene voz, tiene intereses y tiene futuro.
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