TINTERO: OPINIÓN “Esto es lo Que Pienso”

CUESTIÓN DE VIDA O MUERTE

A veces, sólo a veces, quisiera que México tuviera un tribunal de censura que me salvara, a mí y a los míos, de la tragedia cotidiana, casi increíble, en la que se encuentra sumido nuestro bello país.  Que ese tribunal impusiera filtros a lo que recibimos en noticieros, canales de Youtube, podcasts y demás glorias, y nos permitiera ser ilusamente felices.  Algo así como el “Mundo feliz” de Huxley.  Que las conspiraciones, mentiras y horrores de los tiempos modernos fueran únicamente producto de entretenimiento, por completo distintos de nuestra realidad paradisíaca. Que, simplemente, no nos enteráramos de nada.
Pero la realidad es, a ratos, abrumadora.  Mientras nuestro país es sede de un famoso certamen de belleza, la presidenta se prepara para blindar la frontera sur y los morenistas festejan el blindaje de sus movidas chuecas.  Todo ello ocurre cuando hay canaritos cantándole a la DEA, por allá por el norte, canciones que a López Obrador no le han de estar gustando nadita.  Para ajuste de males, la muerte no cesa de pasearse por nuestros pueblos, y no precisamente con el colorido y la belleza de las catrinas.  Pero volvamos a las canciones, esas que a unos gustan, a otros disgustan y otros, los más, ni se enteran, pero que a todos nos afecta, porque dejan a México, públicamente, como eso en lo que se ha convertido: un narcoestado.
Rubén Rocha Moya es un político con escuela y experiencia. La gubernatura de Sinaloa no es, ni de cerca, su primer paso por la vida pública.  Como muchos, se inició en la militancia política desde bien joven: 20 años tenía el sinaloense cuando se dio a conocer dentro del socialismo mexicano.  Pronto comenzó a subir, al tiempo que cultivaba su actividad académica.  Tras dos participaciones fallidas por la gobernación de su estado, y el ejercicio de una diputación, finalmente se hizo con el cargo en el 2021. Así que se encuentra justo a la mitad de su tiempo. Podemos pensar bien, o podemos, como dice el dicho, acertar al pensarle mal.  Lo cierto es que habría que estar en sus zapatos para saber cómo pone la cabeza sobre la almohada, cada noche, el gobernador del estado que, hoy por hoy, alberga la más sangrienta guerra entre cárteles de todo el país.
¿No puede, no quiere o no le queda remedio? ¿Por qué sigue siendo Sinaloa el escenario de macabros hallazgos y titulares de sangre? ¿Por qué no hay acción estatal para defender a sus ciudadanos? ¿Qué teme, qué debe o a qué son baila el gobernador? Tal vez para él, como para el resto de sus ciudadanos, se trata de una cuestión de vida o muerte, y tal vez todavía no está listo para convertirse en héroe y mártir de su estado.  
Lo cierto es que tras el secuestro-captura del Mayo Zambada, el río de Rocha Moya ha comenzado a tronar.  Y ya sabemos lo que dice el dicho…  Lamentablemente, se le ha vinculado con los cárteles, a favor de unos o de otros a conveniencia, y se le ha acusado, sobre todo en los medios “subterráneos”, de estar dispuesto a pagar con la vida de otros por su propia vida y las ventajas que tiene aliarse con los malos.  Para su mala suerte, si es que puede llamársele así, ese tipo de rumores suele tener algo de razón, lo que sabremos cuando salga huyendo del país al terminar su sexenio, en el mejor de los casos.
No le deseamos el mal a nadie, ni mucho menos.  Sabemos que las decisiones políticas, en estos casos, pueden ser salvoconductos para sí o para los propios.  Vivir con comodidad, que su familia esté segura, y hacerse de la vista gorda mientras pueda.


¡Esto es lo que pienso !

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