CONTRACORRIENTE
Zacatecas, el último en atraer inversión. Y eso ya no es un juicio político, es un dato. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) publicó su más reciente informe y Zacatecas ocupa el lugar 28 de 32 estados. No es una caída, es una condena, somos competitivos en nada.
Ni en conectividad, ni en atracción de talento, ni en inversión extranjera, ni en innovación. Pero sí líderes en fuga de capital humano, en pérdida de empleos formales y en violencia económica y territorial.
En el cuarto trimestre de 2024, Zacatecas fue una de las seis entidades con mayor retroceso en actividad económica, con una caída del -2.1% respecto al trimestre anterior. Y si eso no basta, la inversión extranjera directa en 2024 fue de apenas 131 millones de dólares, ubicando al estado entre los últimos del país.
El IMCO confirma con claridad que Zacatecas no figura, no destaca, no avanza. Gobernado por una élite que se encierra en juntas de desarrollo económico que no desarrollan nada y por una burocracia que ha sustituido la estrategia por los comunicados vacíos.
La pregunta es directa: ¿qué se está haciendo para revertir esto? Porque mientras otros estados celebran nuevas plantas, fondos tecnológicos, cadenas de proveeduría o clústeres especializados, aquí seguimos hablando de reuniones que no se traducen en nada. Ni proyectos, ni incentivos, ni planeación. Solo simulación.
La competitividad no se improvisa. Se construye con talento, infraestructura, confianza jurídica y visión. Y nada de eso está en el Zacatecas de hoy. Ni el gobierno estatal ni los municipios han podido generar un entorno para atraer capital. Y los empresarios serios lo saben. Aquí no hay certezas, solo favores.
Mientras Aguascalientes, Jalisco, Querétaro o San Luis Potosí consolidan sus zonas industriales, Zacatecas sigue atrapado en la dependencia minera, con una economía muy básica, frágil y sin diversificación. Y cuando se busca inversión, se encuentra inseguridad, ineficiencia administrativa y un estado que ni siquiera sabe venderse.
Zacatecas merece más. Pero para eso, hay que hacer más. Y sobre todo, dejar de mentirnos. No hay competitividad sin autocrítica. No hay inversión sin orden. No hay futuro sin dirección.
Y hoy, Zacatecas ni compite, ni convence, ni construye. Solo resiste. Pero resistir no es crecer.
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