TINTERO:OPINIÓN Cuauhtémoc Calderón Galván

CONTRACORRIENTE

México está sentado sobre una de las mayores reservas minerales del continente… y sin embargo, estamos dejando que se oxiden. El país cayó del lugar 37 al 74 en el índice de competitividad minera del Instituto Fraser. Un desplome histórico de 37 posiciones en tan solo un año. ¿La causa? Inseguridad, incertidumbre legal, cambios erráticos en la política pública y una narrativa oficial que desconfía de la inversión privada.
Zacatecas no es un espectador de esta caída: es uno de los principales afectados. Aquí se produce más del 30% de la plata del país, además de ser uno de los mayores productores de oro, zinc, plomo y cobre. La minería representa alrededor del 30% del PIB estatal y genera más de 20 mil empleos directos. Cualquier retroceso en competitividad minera golpea directamente a la economía zacatecana, a sus comunidades y a su estabilidad social.
Pero hoy, empresas operan bajo amenaza. Extorsiones, robos, desplazamientos forzados y bloqueos comunitarios, muchas veces manipulados políticamente, son parte del día a día. El caso del saqueo a la mina Peñasquito con el robo de 240 toneladas de metales preciosos, es una muestra de la impunidad y la falta de control del Estado.
Y mientras eso ocurre, México se hunde en los rankings internacionales. Ya no basta con tener los minerales bajo tierra; si no hay confianza en el Estado de derecho, ni reglas claras, ni seguridad, el capital se va. Y se está yendo.
El sector minero aún representa el 8.6% del PIB industrial del país y abastece a más de 70 industrias. El país tiene el recurso, la experiencia y el talento. Lo que falta es voluntad política para construir condiciones serias de competitividad.
No se trata de regalar concesiones ni de desregular a ciegas, aclaro. Se trata de entender que sin certeza jurídica, sin seguridad, sin diálogo técnico con el sector, México y estados como Zacatecas seguirán cayendo, perdiendo empleos, inversión y oportunidades de desarrollo.
El subsuelo zacatecano está lleno de riqueza. La crisis está en la superficie: el gobierno incapaz e improvisado.
 
 

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