EDUCACIÓN A LA MEXICANA.
Por años, muchos años hemos soñado que los mexicanos tengamos una educación de primer mundo, que nuestros hijos sean quienes la gocen para tener mejores oportunidades en la vida.
Leyendo la columna de Eduardo Caccia en el reforma del día de hoy domingo 12 de octubre, me rememoró mi paso por el Conalep en el estado de Zacatecas.
Eduardo Caccia inicia su columna resaltando como los alumnos y las alumnas en Japón a la hora del recreo lo primero que hacen es el aseo de sus aulas y pasillos, no como un castigo, más bien por inculcar valores en la infancia y en la juventud.
En mi paso por el Conalep en los 3 planteles que hay en Zacatecas intenté implementar la limpieza de los salones, si bien había alumnos, docentes y padres de familia dispuestos a colaborar, la peor resistencia venía de algunos maestros y padres de familia, los maestros por no querer vigilar que se hiciera y de los padres de familia con el argumento de que sus hijos no venían a aprender a barrer.
Como país queremos tener la mejor educación del mundo, pero no preparamos a los alumnos a ser los mejores. Otro argumento es que teníamos personal contratado para eso, sin darse cuenta que ese personal podíamos ocuparlo en actividades de mantenimiento y mejorar la escuela.
Si bien, su formación académica les ayuda a conseguir un trabajo, valores como la limpieza, honradez, actitud positiva y otros les permite permanecer en el empleo y no sólo eso, pueden crecer y llegar a puestos superiores.
En lo personal creo que a los primeros que hay que educar es a los padres, existe un programa que se llevaba en la educación media superior (espero que continué) llamado “Escuela para padres” el cual debería de ser obligatorio para que exista esa conjunción entre padres e hijos y así poderlos orientar a un mejor futuro y no dejarlos solos. Como ejemplo les comento que en las reuniones de padres de familia solo asisten cuando bien va el 20%, pero adivinen ¿qué padres de familia asisten? Si, de los alumnos de mejor promedio y mejor actitud. Cuándo la intención es tener esa charla con los tutores de los alumnos que se encuentran en riesgo.
“No hay mal qué por bien no venga” lo malo es que no sabemos cuándo.
Queremos la educación de primer mundo, empecemos en casa.
Edmundo Morones Dueñas
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