ANDREA Y LAS AMBULANCIAS

Cuando la gente joven se involucra en política, sea con el partido que fuere, hay una suerte de esperanza renaciendo en el imaginario popular.  Se asume que son personas quienes, con los ideales propios de su generación y la sensibilidad hacia lo social a flor de piel, entregarán lo mejor de sí mismos para el desarrollo de sus comunidades.  Sobre todo, cuando se trata de una mujer.  Sabemos que ese fuego juvenil y ese idealismo no durará para siempre, pero queremos creer que, lo que dure, alcanzará para un buen tiempo de política fresca, activa y decente.
Queremos creer, esperamos creer, necesitamos creer, hasta que aparece Andrea Chávez y nos bota los sueños al drenaje.
Con 28 años y un espacio en el Senado, la chihuahuense – militante en Morena – podría haber sido un agente importante de cambio para su estado, tan desigual y pobre.  Sin embargo, o cayó en el juego o siempre supo que era parte de él.  Hace poco más de una semana, un importante medio de oposición reveló información que, lamentablemente, nos deja claro que si de algo carece el oscuro partido guinda es de eso, de claridad.  Con el mayor de los descaros, Chávez ha iniciado campaña, financiada de manera turbia, con miras al 2027.  Ya otras veces lo hemos dicho, en este mismo espacio: esa forma de hacer política es un asco.
El caso de Andrea Chávez es un dominó de corrupción y favores clandestinos.  Con la excusa de “procurar salud”, aprovecha los apoyos de sus “grandes amigos” – en este caso, el empresario Fernando Padilla Farfán quien, además, es contratista del estado muy cercano a Adán Augusto -. Padilla corresponde, con las “caravanas de la salud”, a los millones de pesos que recibe en contratos; en estos eventos, ambulancias de su empresa FMedical, con la imagen y nombre de Chávez, llevan la batuta. Si esto no es ilegal, no sabemos qué es.
Ahora, el PAN irá con todo, penalmente, en contra de Chávez.  Si no sabía lo que hacía, esta joven senadora cayó en el juego de los gatos viejos, astutos y codiciosos.  Si lo sabía, creyó que podía jugar descaradamente el juego que le mandaron jugar.  Lo cierto es que hizo gala de la más patética inexperiencia, porque ni la cabeza del empresario ni la de los dirigentes rodará como lade ella.
Si la denuncia procede y si, además, la fiscalía hace su trabajo, serán otros veinte pesos. Por el momento, lo que vemos es a una muy ambiciosa joven política, involucrada con el partido que no deja de sorprender por los niveles de corrupción que maneja.  Lo peor de todo es que, si esto no avanza y se queda nada más como una anécdota, si de algo saben los morenistas es de populismo.  El discursito de la división de clases, del resentimiento y del asistencialismo, la llevará directamente a la gubernatura de Chihuahua.
A lo mejor, la dirigencia de Morena está permitiendo todo este escándalo para llamar la atención hacia otros temas y que lo de los campos de exterminio se duerma en el olvido.  De ellos, se espera todo, hasta que dejen hundirse a los suyos en sus errores y en el fango, antes de actuar en contra de sus meros dueños.

¡Esto es lo que pienso !