TINTERO:OPINIÓN “Esto es lo Que Pienso”

NOSOTROS Y EL FÚTBOL

¡Qué grande es el América, señores! No cabe duda de que se trata de la más grande institución futbolística de nuestro país.  Ojalá, algún día, Mineros de Zacatecas pueda llegar a esas alturas, y plantarse dentro de los más importantes en el balompié nacional.  El triunfo de las águilas y las pasiones que ese equipo despierta, traen hoy la reflexión sobre por qué nos mueve tanto ver a veintidós personas corriendo detrás de un balón y luchando por anotar.
Porque el fútbol no es el único deporte capaz de emocionarnos, ciertamente.  El deporte, en sí mismo, ya sea en la práctica o en la afición, es una fuente de adrenalina.  Este año pudimos verlo durante los Juegos Olímpicos de Verano, en Paris, cuando las personas de todo el mundo estaban con los nervios a flor de piel al vivir, así fuera desde la pantalla de su televisor, la participación de los atletas de sus países en deportes de todo tipo.  Entonces, ¿qué secreto esconde esa pelota, casi esférica, ese par de porterías y hasta el árbitro?
Lo que pasa es que en el balompié y sus emociones se reúnen varias de las características que nos mantienen en sociedad.  En primer lugar, está la necesidad de pertenencia: somos animales que funcionamos en manada, por decirlo de una manera zoológica – biológica, y el seguir a un equipo, al igual que otros como nosotros, nos provee de la seguridad de pertenecer al mismo grupo.  Y mejor si se trata del grupo más fuerte. Es por ello que en todo el mundo hay seguidores del Barcelona o del Real Madrid, incluso entre personas que jamás han puesto un pie en España, o siquiera hablan castellano o catalán.  Pero se ponen la camiseta y se sienten parte del grupo.  Y pertenecer, además, nos identifica, lo que tiene mucha importancia social ya que nos provee de una identidad que nos distingue del resto de nuestras comunidades.
Sin embargo, parece que el fútbol nos pone en contacto con nuestro ser más profundo. El sitio de entretenimiento de la Unam – Unam Global -, propone una serie de razones que nos hacen mantenernos al filo de la silla cada vez que juega el equipo de nuestros amores, todas vinculadas con nuestra psicología.  Esencialmente, el fútbol se comprende como un estado emocional, más que como un deporte: las personas lo sentimos como alegría y solemos sentirnos festivos cuando veremos un partido o iremos al estadio.  Además, solemos buscar la compañía de otros para presenciar un encuentro futbolístico, así que nos hace vivir el sentimiento de comunidad.  Pero hay más…
Como en el estadio no hay un código de etiqueta o conducta demasiado restringido, y lo mismo ocurre con la sala de nuestra casa cuando se transmite un partido, cada encuentro de fútbol resulta como una válvula de escape, una liberación de las presiones cotidianas y del estrés de la vida moderna.  Se vale gritar, insultar, abrazar, bailar, brincar, llorar.  Muchas de aquellas conductas que solemos limitar durante nuestra vida “normal” están permitidas. Así que resulta terapéutico y, además, nos pone en contacto con nuestros sentimientos y emociones.
Así que valga el triunfo del América para agradecer por que este deporte haya sustituido a otras exhibiciones mucho más salvajes e incivilizadas, y nos siga permitiendo emocionarnos hasta las lágrimas con nuestros equipos favoritos.
¡Esto es lo que pienso!

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