TINTERO:OPINIÓN“Esto es lo Que Pienso”

«EL SKETCH DE UNA COMEDIA»

Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena es Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación desde hace 15 años.  En realidad, se trata de un hombre con unas credenciales académicas muy sólidas, exalumno de Harvard, así como con amplia experiencia en lo que hace.  Según refiere la página web de la SCJN, se trata de un egresado distinguido de la prestigiosa casa de estudios, quien es invitado cada año a presentarse durante la semana de los conversatorios académicos en los que participan sólo un grupo selecto de ellos.  Tendría que llenarnos de orgullo, excepto porque lo escuchamos hablar y, peor aún, escuchamos la reacción del público presente.
Con un inglés casi perfecto, el ministro Ortiz Mena se dirigió al auditorio – repleto de abogados y juristas de Harvard – para describir, con pelos y señales, de qué se trata la famosa y ratificada reforma judicial que aprobó el senado morenista. Tal vez le habría convenido más contar los mejores chistes de su colección… Es que los requisitos que la reforma impone para que los mexicanos puedan ser electos como parte del poder judicial incluyen algunos que son dignos de una sonora carcajada: graduado de Derecho con un promedio de ocho y contar con cinco cartas de recomendación “de sus vecinos”, dijo el ministro.  Y las risas no fueron discretas ni tardaron en llegar: parece que no se está hablando en serio…
¿Un promedio de ocho? En primer lugar, el promedio con el que se aprueba la carrera no tendría que ser relevante, puesto que cualquiera – perdón por aquellos profesionales aplicados, responsables y entregados al estudio -, cualquiera en absoluto, puede obtener un ocho.  En segundo lugar, ¿cartas de mis vecinos? Eso se parece a cuando en el colegio nos pedían un certificado médico para justificar una ausencia, y nuestros papás le pedían el favor a un tío, compadre o, también, a un vecino. ¿Qué hay de la probidad? ¿En dónde queda la experiencia y la carrera judicial serias? ¿Qué valor tendrán, con esta reforma, todas las proyecciones académicas y jurídicas de los aspirantes?  Y más preocupante todavía: ¿quiénes serán los de la comisión encargada de “seleccionar” a los candidatos? ¿Quién evaluará los “ensayos” que redactarán los aspirantes, o la IA?
Quienes resulten elegidos para la lista final de candidatos pueden hacer campaña, pero no pueden recibir financiamiento ni contar con el apoyo de ningún partido.  ¡Por favor, estamos en una democracia endeble! ¿Alguien cree, en serio, que no estará Morena detrás de sus “jueces” preferidos? ¿Alguien se atreverá a asegurar que no habrá financiamiento oculto por ahí, o recursos del estado apoyando a unos o a otros?
Y luego, los mexicanos votaremos… Y los funcionarios a los que elijamos permanecerán 12 años en sus cargos. Es decir que pondremos a jueces de risa y seremos el hazmerreir del hemisferio norte durante más de una década.  ¿Estamos dispuestos?
Ortiz Mena cerró su disertación afirmando que nada tiene que decir sobre la constitucionalidad de la reforma.  ¿Qué quiso negar o afirmar con ello?
En fin, el discurso de nuestro flamante ministro fue más el sketch de una comedia que la exposición de una reforma judicial seria y formal.  Más le habría convenido irse a Nueva York y pedir espacio en un club de Stand Up Comedy, que volver a su Alma Máter con semejante burla.
¡Esto es lo que pienso !

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.