EMPEZANDO MAL…. CON EL REY

Así que ni el rey, ni la reina, ni las muy dulces y simpáticas infantas españolas fueron invitadas a la toma de posesión de la primera presidenta mexicana.  ¿Se trata acaso de un olvido, una malcriadeza o será una descortesía que anticipa el talante de las relaciones diplomáticas que, durante el próximo sexenio, existirán entre España y México? ¿Será que Claudia Sheinbaum, con todo y su academia, desconoce que la figura del rey español no es sólo un símbolo patrio?
A sólo dos semanas del cambio de mando, algunos hechos están quedando muy claros.  En primer lugar, que la política exterior mexicana estará dando un giro aún más agresivo que con López Obrador.  Que se hayan girado invitaciones a personajes autoritarios y dictatoriales, como Putin y Maduro, pero no se haya convocado a la corona española, demuestra cuáles son los principios que practicará el nuevo gobierno.  Ya de por sí, AMLO no se destacó precisamente por manejar una diplomacia equilibrada y útil, sino una bastante caprichosa forma de relacionarse con los demás países: aplaudió a quienes le sobaron la “cabecita de algodón” y despotricó contra los sirvientes del “imperialismo”.  Elogió los abusos y afrentas de terroristas y dictadores, mientras se negó a la negociación inteligente en temas que interesan a nuestra nación…
Y he aquí que, ahora, la gracia de caer mal la heredó Claudia Sheinbaum, así como la falta de buen juicio – o de quicio -. O más bien, los que perdimos el quicio fuimos los mexicanos, los que votamos por el proyecto de Morena y los que, a pesar de los nulos resultados positivos del primer gobierno “de la transformación”, le volvimos a dar el beneficio de la duda y pusimos, otra vez, a los “transformadores” en el poder.
Pero volvamos a la diplomacia… ¿cuál es el argumento de Sheinbaum para invitar a unos sí y a otros no? A esos que han sido aliados y que han intentado, por distintos medios, apoyar a los pueblos latinoamericanos, no los ha considerado merecedores de un lugar en su ascenso al poder supremo de México.  ¿Qué pasará a continuación?
Es verdad, ella tiene el derecho de convocar a quien ella quiera.  Pero si algo han olvidado los morenistas es que los berrinches personales no deberían tener un lugar en las políticas y acciones del estado.  Una de las bases de la diplomacia es tener a tus amigos cerca y a tus enemigos, aún más cerca.  Si les caen mal los españoles, porque la invasión, y los gringos, porque el imperio; si les caen mal los europeos, excepto los de Islandia – que se supone es izquierdista – y si prefieren sentar al comandante en jefe de Corea del Norte en su mesa, que al Papa, están en su derecho.  En su casa, en su intimidad, en su familia y con sus seres cercanos, pueden caer en esa clase de ofensas.  Pero un asunto que es de todo México, habría de demostrar que nuestra patria ocupa un lugar extraordinario y conciliador en el concierto de las naciones, en lugar de ser una más de las notas disonantes.  Diplomacia, señores, buenas relaciones y espacios para la negociación.  Eso es lo requerido en estos tiempos que atraviesa la humanidad.
Lo que ocurre es que no pueden dar la cara si no es a los coyotes de su misma loma.  Autoritarismos, totalitarismos, dictaduras, invasores, detractores del cambio climático, lavadores de dinero, no nos extrañará a ver todo tipo de figuras en las mesas del banquete.  
¡Ay, compatriotas, cuánto nos hemos equivocado!

¡Esto es lo que pienso !

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