EL PORQUÉ DE LAS DECISIONES
Trump arrasó. No hay mucho que decir sobre ello, ni queda espacio para las dudas. Derrotó, de forma absoluta, a su rival demócrata. Ya tenemos una idea de lo que esto significará para nuestro país y para los millones de mexicanos que viven en el suyo, por lo que no se habla en esta columna sobre ello sino, más bien, se intenta reflexionar sobre qué pudo llevar a Estados Unidos a votar por un delincuente, y proclamarlo como su jefe de gobierno.
Donald Trump ya fue hallado culpable de un montón de cargos, y todavía quedan más de veinte en proceso. Sus comentarios públicos han demostrado bajeza, misoginia, racismo, y una absoluta irreverencia. Es un hombre burdo, un patán con mucho, mucho dinero que, acostumbrado a hacer lo que quiere con quien él quiere y como él quiere, dejó ver que, en su país, cualquier berrinchudo puede salirse con la suya, si sabe, con habilidad, manipular los puntos que importan a la gente. Su mercado meta estuvo segmentado en, cuando menos, tres grupos de personas: los rednecks, los fundamentalistas y fanáticos religiosos, y los inmigrantes con papeles que no desean verse identificados como tales. Es fácil comprender la ecuación.
Los caballitos de batalla de Trump fueron la oposición a la legalización del aborto, la inmigración ilegal y la economía. Sus votantes provinieron de, principalmente, zonas rurales y de las clases media y baja. Por cuanto a los latinoamericanos, los hombres le otorgaron su voto. A Harris, por su parte, la respaldaron ciudadanos de áreas urbanas, en su mayoría con formación universitaria. Los votantes de Trump son, tradicionalmente, más fáciles de manipular que los de Harris.
¿Por qué la oposición al aborto fue tan determinante en la elección? Vamos de nuevo a la falta de pensamiento crítico, de ese que favorece el acceso a la educación formal a la que tanto estadounidense de las clases más pobres no llega. Es un pecado, así lo creemos muchos y con convicción nos oponemos a él. Sin embargo, legalizarlo no significa promoverlo y, además, requiere de un largo proceso de consulta y discusión en cada estado e, incluso, a nivel de la Corte Suprema de Justicia. Trump se opone al aborto, pero sus amigos de la Asociación del Rifle – y otros similares – no han permitido que el acceso a las armas sea más estricto y son, por lo tanto, corresponsables de la enorme cantidad de tragedias que ocurren por la libertad de hacerse con un arma de fuego. Hablamos de asesinatos, en ambos casos. No sólo a los bebés se les mata, también mueren niños en las escuelas, transeúntes y compradores en los asaltos. ¿Por qué no se opone a las armas de fuego, si tanto le importan el pecado y el fuego del infierno?
¿Por qué su racismo atrajo a tanto votante? Porque los agricultores y la gente que cuenta con empleos precarios no quieren compartir la tajada con nadie que venga del sur. Sobre todo porque los migrantes están dispuestos a trabajar en condiciones más duras, con salarios más bajos, durante más horas. Es simple: como el perro del hortelano, ni comen ni dejan comer. Temen, porque en su ignorancia no se atreven a conocer. Y se han dejado llevar por estupideces como las de que los hispanos se comen a las mascotas… ¡válgame el cielo, por favor!
La decisión que los estadounidenses acaban de tomar es absurda. Nadie ha ganado, con excepción de Donald Trump. Perdieron los que votaron por Harris, aunque ella les haya llamado a mantener la esperanza. Pero también perdieron los demás ciudadanos, quienes tendrán que vivir bajo el gobierno de un loco. Y perdimos nosotros, los mexicanos, porque se nos vienen días difíciles. Ojalá, Sheinbaum, sepa manejar la situación y las políticas de su nuevo colega que, entre otras cosas, pone en riesgo el Tratado de Libre Comercio que tantos beneficios ha traído a nuestro país.
¡Esto es lo que pienso !
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