A cinco meses y once días de iniciada la nueva administración federal hay cambios importantes en el círculo cercano a la presidenta de México, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O renuncio hace una semana, dejando atrás una serie de claro oscuros en materia económica y afectando de manera gradual la inversión en varios sectores incluyendo el energético, no consolido una política de fomento a la inversión, teniendo como resultado una inestabilidad en precios y financiera, lo que nos tiene al borde de una recesión, amén del magro crecimiento, que ronda un promedio muy bajo anual. En el contexto general la administración del ex titular de Hacienda estuvo marcada por el estancamiento de los ingresos públicos, particularmente del Impuesto sobre la Renta (ISR), a pesar de la narrativa de fiscalización agresiva contra grandes contribuyentes y estrategias como la eliminación de la compensación universal, el aumento masivo de cartas invitación para la “autocorrección” fiscal y mayores causales para cancelación de sellos digitales.
Atado de manos el doctor en Economía por Cambridge tuvo que dar prioridad a Pemex y CFE, tanto en la inversión como en la capitalización de las “empresas” del gobierno. Al mismo tiempo, enfrento la debacle y resquebrajamiento de las mismas, y lo que no admite duda es que los principales perdedores han sido las entidades federativas. Otros factores de fragilidad de las finanzas públicas provocada por el agotamiento de los fondos de estabilización y el desmantelamiento de diversos Fondo, se ha vuelto un viacrucis para la administración.
Asimismo, identificamos que el gasto en salud sigue sin ser prioridad, pese a las lecciones de la historia reciente marcada por la pandemia, mientras los programas sociales no han aumentado más que en opacidad. Sume usted querido lector, las crecientes discrepancias en el Infonavit y el aplazamiento del impuesto a pasajeros de cruceros, entre otros, que imposibilitan un orden en la materia. Los diversos apoyos económicos a programas sociales, las pensiones bienestar, por ejemplo, llegaron para quedarse elevándose a 471 por ciento generando un grave problema para poder financiarlas. Además, se hizo una reforma de pensiones con las afores, en el 2020, para elevar la pensión recibida por el trabajador a un promedio del 70% del último salario.
El anuncio de la salida se dio en medio de los plazos que ha dado el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para imponer aranceles del 25% a productos mexicanos y luego de una reunión que Ramírez de la O tuvo en Estados Unidos, para negociar una pausa de otro mes, no es buena señal. El argumento del ex secretario de Hacienda “son mis compromisos familiares fuera del país los que me llevan a esa fecha comprometido para mi retorno, situación que he comentado con la presidenta”, deja todavía más dudas. Un mal mensaje pues hacia los mercados financieros nacionales, deja la inflación en casi cuatro por ciento, así como un bajo crecimiento económico en 2024 con apenas 1.2%. Como ya se ha dicho, la renuncia es un elemento más de incertidumbre que no abona a la estabilidad financiera del país.
Deja una respuesta