PEMEX EN QUIEBRA POR EL HUACHICOL
Pemex salió ayer a informar de sus desastrosos resultados del primer trimestre de 2025. Perdió 43 mil millones de pesos en 90 días. Es decir, más de 475 millones de pesos diarios o 20 millones de pesos cada hora. En pocas palabras -y sólo porque no lo admiten legalmente- la corporación petrolera -algún día orgullo de México- está en quiebra.
Una sola cifra deja en claro el desastre de la paraestatal: sus ventas bajaron, de enero a marzo de este año, un 2.5 por ciento respecto al mismo periodo del 2024. Es decir, con infinitamente más autos cautivos y con los permisos legales de importación de combustibles restringidos, ni con eso pueden sacar a flote al gigante energético que se hunde y que cada día es un lastre mayor para las complicadas finanzas nacionales y para la economía diaria de todos los mexicanos.
Pero la respuesta a este drama no está exclusivamente en el mal manejo y en la histórica corrupción de Pemex, que es todo un caso de estudio mundial sobre cómo hacer de esta petrolera la peor administrada y la que tiene la mayor deuda entre todas las petroleras del planeta. Debe dos millones de millones de pesos en deuda directa y 506 mil millones de pesos a sus proveedores que los tienen también en la quiebra técnica.
Pero ese drama, que se viene arrastrando desde los gobiernos del PRI y del PAN, explotó con Morena que hizo del huachicol fiscal el mayor saqueo al Erario en la historia del México moderno. Más de 550 mil millones de pesos desviados sólo en los primeros seis años del gobierno de la Cuarta Transformación. El mismo gobierno que arrancó con el escándalo de la ordeña de los ductos de Pemex y que el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que se acabaría con la compra de mil pipas para transportar el combustible en las zonas saqueadas. Mentira.
Las pipas sólo sirvieron para arrancar, entre su círculo más íntimo, ese negocio del contrabando de combustibles de Estados Unidos a México. Un contrabando sin pago de impuestos que, el entonces inquilino de Palacio Nacional, nunca vio y jamás se atrevió a combatir en sus beligerantes mañaneras. Lo dejó correr hasta que se volvió un imperio criminal con fines electorales, para el bienestar de su partido, que con esos dineros tan negros como el petróleo, acabaron por financiar las campañas del 2021 que le permitió al Partido en el Poder crecer de dos a 22 gubernaturas en solo tres años.
El huachicol fiscal, que se inició con mil pipas pagadas por el gobierno, acabó pasando a vagones de ferrocarril y terminó transportado en buque tanques de banderas extranjeras con capacidad de 300 mil barriles. Y en torno a este jugoso negocio de contrabandos al margen de Pemex, se forjó una nueva élite de juniors de cuello blanco que hicieron del tráfico ilegal de combustibles el más exitoso negocio del sexenio. Con ellos se instaló también una cofradía de personajes del lopezobradorismo que, con sus esposas, hijos y yernos, se adueñaron mediante empresas fantasma del 40 por ciento del consumo de gasolinas y diésel en territorio mexicano

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