UN MATEMÁTICO EN LA SANTA SEDE
Desde el miércoles pasado, los católicos nos regocijamos por la elección del nuevo Papa. Más de 1400 millones de personas incluyen, ahora, a León XIV en sus oraciones y piden para él sabiduría, inteligencia, determinación, cercanía y, sí, salud. Queremos creer que fue el Espíritu Santo quien actuó a través de los cardenales, y que su nombramiento es la voluntad de Dios. De hecho, así lo creemos.
Sin embargo, desde afuera de la fe, hay mucho en juego cuando un nuevo Papa es elegido. Es decidir quién será el hombre cuya opinión y mandato será aceptado por la quinta parte de la humanidad y cuya voz se escucha, a nivel político, en todo el mundo – cristiano o no -. Ha habido mediación papal en una gran cantidad de conflictos, de muy diverso tipo. Así que debe ser un hombre con sólida presencia en la Iglesia y, además, con habilidades políticas y mente clara.
Por eso importa tanto la profesión de Bob Prevost, el Papa León XIV. Es matemático. Existen investigaciones serias en la academia que describen el rol social y el valor que tiene la matemática, como ciencia. La matemática es el “gimnasio de la mente”; quien ejerce dentro de esta ciencia tiene la vocación y la formación como para reconocer los patrones presentes en cualquier fenómeno, humano o no, natural o no. Así, desde el clima hasta tas tendencias del mercado, todo puede ser explicado por medio de la matemática, y un matemático podrá hacerlo. Este tipo de reconocimiento, además, les permite resolver problemas complejos y tomar decisiones, o realizar recomendaciones para quien debe tomarlas, basadas en la razón y no en las corazonadas.
Los matemáticos son una especie de otro planeta, con una visión muy particular de las cosas. Actualmente, son cotizados, y convocados por las grandes corporaciones y los grandes gobiernos para respaldar sus planes y políticas, para analizar sus datos y los efectos de sus decisiones. Es interesante como un puñado de nerds, usualmente sin mayor aspiración de riqueza sino más bien, la posibilidad de continuar pensando, poco a poco van ganando terreno como una profesión de confianza. Confiables, seguros, serenos e importantes, así se les ve.
Y he aquí que el Papa es matemático. Reservado y discreto, alejado del foco público hasta esta semana, con vocación misionera y educadora, ahora tiene en sus manos el acompañamiento del pueblo católico del mundo entero, y el compromiso de continuar el legado del gran Papa Francisco. Muchas personas confiarán en él por fe y convicción. Pero otros, dudarán de sus orígenes, de Trump y los Estados Unidos, del capitalismo – tan aparentemente opuesto a los más necesitados -, hasta que alguien les recuerde que también es peruano, por puritito amor, y que no dijo una sola palabra en inglés al saludar desde el balcón. SI continúan dudando, sólo habrá que recordarles ese pequeñito detalle: León XIV es matemático y, por lo tanto, es confiable. Sabrá liderar, sin duda.
Y si a la matemática le sumamos la entrega, y el hecho de que su nombre sea el mismo que el del mejor amigo de San Francisco de Asis, podremos confiar en que seguirá el camino del Papa Bergoglio, ahora fortaleciendo su discurso desde los datos y la serenidad que la ciencia detrás de todas las ciencias otorga a sus emisarios.
Dios bendiga al Papa León XIV. Y a todos nosotros.
¡Esto es lo que pienso !
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